martes, 24 de abril de 2012

-Capítulo 8-

Cerré la puerta silenciosamente. ¿Habrían llegado ya mis padres? Aunque todo parecía intacto exceptuando la televisión, nada de la cocina estaba fuera de su sitio y muy bien recogida, en el suelo no parecía haber pisadas y la escalera que daba a las habitaciones de arriba no parecía crujir del peso de alguien. Me acerqué al salón, los cojines no estaban en su sitio y una parte del sofá estaba caliente, alguien había estado sentado hace segundos en el sitio. Me di la vuelta rápidamente mirando a todos los rincones, las luces apagadas no ayudaban pero no pretendía encenderlas para no hacer notar mi presencia. Busqué el bate de béisbol en el paragüero, pero éste no se encontraba dentro así que obté por uno de los paraguas.
No quería hacer mucho ruido al subir por los peldaños de la escalera. Aunque pareciese raro, la verdad es que no estaba muy asustada, confiaba que era mi padre o mi madre que habían entrado al baño.
Segurísimo que así era.


- ¿Mamá? ¿Papá? -exclamé.


Llegué arriba y miré de lado a lado por el pasillo. La tercera habitación estaba cerrada, la antigua habitación de invitados que ahora usamos para guardar cosas. La segunda, la actual para los invitados estaba cerrada. La primera, la habitación de mis padres se encontraba abierta, al igual que el cuarto de aseo y mi habitación la del final del pasillo. Miré a la puerta que daba a la escalera del desván, y como siempre, cerrada.
Continué mis pasos visualizando el móvil que Zayn me entregó en el bolsillo de mi pantalón, en la habitación de mis padres no había nada ni tampoco en el cuarto de baño. La habitación de invitados y el trastero en completo silencio y vacío. La ventana de mi cuarto estaba abierta, las cortinas se movían por el viento y notaba que faltaba algo o que no estaba en si sitio de siempre.
Mi diario, mis peluches y la foto de mi primer día de instituto con Rose y Ariana estaba quemada por los bordes, quedando yo sola en ella.
¿Por qué alguien querría quedarse con mi diario, mis peluches y romper esa foto? ¿Venía con algún mensaje? Entonces recordé que en uno de mis peluches guardé en su interior la combinación del seguro de la maleta en la que guardan mis padres el dinero de la casa.
Me quedé perpleja sin saber qué hacer. Estaba apunto de llamar a Zayn, tal y como me dijo, ¿pero y si era una trampa? ¿Y si no iba a ayudarme? ¿Y si acabaría muerta de todas formas?
Di tres toques en la llamada y colgué. Respiré profundamente y cerré la ventana, a la vez que la puerta de mi habitación se cerraba de golpe.
Grité y giré lo más rápido que pude para luego ir a abrirla. Una bolsa herméticamente cerrada cubrió mi cabeza impidiéndome ver, respirar, o incluso oír.
Pataleé con las piernas intentando derribar a quien quiera que fuera, con mis manos forzaba la bolsa para quitármela de encima.


- ¿Se siente bien cuando sabes que no puedes respirar? Cuando vas a morir, ¿y nadie puede salvarte? -dijo una voz mientras me daba golpes por todo el cuerpo.- Dime, ¿qué se siente?
Me hice notar con un grito desgarrador.
Oí un cristal romperse cerca de mí, luego de que mi agresor cayese al suelo delante de mí.
- ¿Qué haces aquí? -gritó desesperado.
Noté como unas manos abrazaban mi cintura para acto siguiente desvanecerme en el suelo por asfixia.
Me quedé inconsciente.








Desperté. Miré el reloj y vi que eran las cuatro de la madrugada. Yacía en mi cama con una manta delicadamente echada por encima de mí. Un fuerte dolor de cabeza y de espalda hizo que me quejara. Entonces recordé.
No había cristales en el suelo, mis peluches estaban en su sitio aunque lo de la foto no había cambiado.
Me levanté y fui a abrir la maleta del dinero, estaba llena, no faltaba nada. Al cerrarla me crucé de brazos e intenté hacer memoria por si me acordaba de algo más. Pero sólo sé que caí al suelo y que había una tercera persona en la casa. Bajé las escaleras del desván y fui a ver si mis padres estaban en casa. Efectivamente, los dos dormían.
En la cocina, sentada en la encimera y bebiendo un vaso de agua, pensaba en quién podría haber sido el agresor. Está claro que el único que podría serlo sería Zayn, y el que me salvó, mi padre que llegaba a casa.
No llego a entender porqué soy yo la elegida para él, qué quiere de mí, porqué yo y no otra, porqué quiere hacerme esto.
Son muchas las preguntas que merodean por mi mente, son muchas las respuestas que no logro encontrar, los hechos, el momento, las altas horas de la noche en la que el miedo me invade.
Es todo un gran problema en el que me veo atrapada, terrorífico y escalofriante. El cómo sus manos palpan mi cuerpo sin dejarme escapatoria. Si es él quién quiere hacerme daño, será mejor que vaya terminando con su plan.
Subí las escaleras dando masajes en mi sien, intentando eliminar el dolor de cabeza, supongo que todo se debe a la caída. Sí, el dolor de cabeza, de rodillas y brazos. Aún tenía marcas rojas en el cuello y moratones en la espalda, lo comprobé mientras me miraba en el espejo de mi habitación. Al mirar a mi mesilla de noche vi una nota amarilla.
''Vendrán a poner un cristal nuevo para tu ventana mañana muy temprano. No vayas a la escuela. Asegúrate de que tus padres no estén en casa para librarte de las preguntas. Repito, no vayas a la escuela mañana. ¡Al menos usaste el móvil! Mañana iré a verte, espero que estés mejor. Sobre todo, no menciones nada a nadie... -M''
<<¿Firmado M?>>, pensé haciendo una bola la nota de papel y tirándola a la basura.
Aun así me senté en la cama arropada por muchas mantas de lana, al no tener cristal todo el frío invernal acariciaba las paredes de mi habitación bruscamente. Me acompañé de un libro y una taza de té para relajarme.
''El manto letal entumecía primero los músculos y nublaba la mente, esperando pacientemente que la víctima se rindiese a manos de la muerte. Ismael agitó a la chica y la encaró hacia sí. Ella balbuceó palabras sin sentido. Sin pensarlo dos veces, Ismael la abofeteó con fuerza. Irene abrió los ojos y dejó escapar un alarido de pánico. Durante unos segundos no supo dónde estaba. En la oscuridad, rodeada de agua helada y sintiendo unos brazos extraños que la rodeaban, creyó despertar en la peor de sus pesadillas. Luego, todo se volvió a su mente. Cravenmoore. El ángel. La cueva. Ismael la abrazó y ella fue incapaz de contener el llanto; gemía como una niña asustada.
-- No me dejes morir aquí --susurró.
El muchacho recibió sus palabras como una puñalada envenenada.
-- Nos vas a morir aquí. Te lo prometo. No voy a permitirlo. La marea bajará pronto y quizá la cueva no se cubra totalmente... Tenemos que aguantar un poco más. Sólo un poco más y podremos salir de aquí.''
La capacidad que éste libro tenía para sumergirme en la historia era aterradora. Lo cierto es que no me ayudaba a calmarme, pues lo que se cuenta en éste libro no es más que terror, misterio y aventura. Me hace recordar lo de ésta noche, Zayn, la bolsa en la cabeza, el cristal roto y todos mis peluches escondidos por la casa. Quisiera borrar toda imagen de mi cabeza, sólo saber que mañana hay escuela y debo dormir.
Pasé casi dos horas durmiendo, cuando me desperté vi que sólo tenía diez minutos para vestirme, desayunar e irme a la escuela. Iba a llegar tarde.


- ¿Mamá? ¿Papá? -exclamé. Recordando lo mismo que dije la noche anterior.- ¿Hay alguien en casa?


Para mi suerte, ambos se habían ido a trabajar. No tuve más remedio que empezar a correr para llegar a tiempo.
''Repito, no vayas a la escuela mañana.''
Tomé un desayuno rápido a la vez que me ataba los zapatos y me peinaba.
''No vayas a la escuela''.
Me cepillé los dientes y cogí la mochila y las llaves del coche.
''Firmando, M''.
Al salir me dirigí hacia el coche luego de cerrar la puerta apresuradamente. Me senté y el motor no funcionaba. Probé tres veces más y acto siguiente abrí la guantera para quitarme la bufanda, encontré otra nota como la de anoche.
''No vayas a la escuela. No vayas a la escuela.''
Rompí la tranquilidad gritando indignada <<¿¡Cómo?! ¡Pff!>>. Salí del coche y fui a por la bicicleta. En la cesta encontré otra nota... ''Te he dicho que no vayas, ¿por qué no me haces caso?''.


- ¿¡POR QUÉ?! -grité enfadada. Miré el reloj de mi muñeca.- ¡Ya no me da tiempo! ¡Acaban de cerrar las puertas! ¿Esto es lo que querías, seas quien seas? ¡Lo conseguiste!


Entré en casa cerrando de un portazo y me senté en el sofá para mandarle un mensaje a Ariana.
Esta me avisó de que sospechosamente, ni Logan, ni Andrew, ni Suzanne habían asistido a clase hoy. Ah, y por si pareciese extraño, tampoco Zayn Malik.
Gasté lo que tenía de tiempo en limpiar la casa y recoger un poco todo. Preparé dinero para cuando llegase el hombre que me reparará el cristal de mi habitación e hice mi cama y la de mis padres. Para finalizar, rocié la casa con un perfume de olor a lavanda.
Encendí la televisión y me senté en el sofá. Llamaron a la puerta.


- ¿Sí? -pregunté abriéndola de par en par.- ¿Qué haces tú aquí?
- Te dije que iba a pasarme a ver cómo estabas. -contestó apoyándose en el marco de la puerta. Dio un vistazo a toda la casa, respiró el aroma, y entró a paso decidido.
- ¿Así de fácil entras? -dije molesta.- ¿Sabes que lo de anoche no tuvo gracia, no? ¿Quieres que llame a la policía ahora mismo?
-Diane, déjate de tonterías. Te dije que cuando tuvieras un problema me llamaras, lo hiciste y vine a ver qué te pasaba. -con las manos en los bolsillos, me miraba desde la entrada a la cocina.
- Vamos, ¿crees que el que intentó asfixiarme con una bolsa de plástico mientras me azotaba por todo el cuerpo, no eras tú? Podré ser tonta, pero hasta ahí... Hasta ahí llego.
- ¿Qué motivos tendría para hacerte algo así? -rió.- Azotarte... Puede que me lo piense dos veces. Sólo tendrás que decirme en qué parte de tu cuerpo quieres que te azote. -me pegó a él sintiendo toda su anatomía presionar mi cuerpo.
- Suéltame. -le empujé.
- Está bien, fiera. -entró en la cocina.- Me hiciste caso.
- ¿Qué?
- No fuiste a la escuela.
- ¿Tú eres el gracioso de las notas de papel por toda mi casa? -me crucé de brazos.
- De nada. -sonrió sarcástico.- Algún día, te me pondrás de rodillas, me suplicarás que te perdone por no creerme y juntos tendremos cachorritos. ¿Genial, verdad? -me guiñó un ojo.
- Eres... un pervertido, asqueroso, y ojalá te pudras en la cárcel algún día cercano a éste.
- Cuando llegue ese día, te arrepentirás.
- Lo que tú digas.
Zayn tomó con ambas manos un cuchillo que estaba expuesto en la encimera. Lo miró, y me fulminó.
- Zayn... Suéltalo, vamos...
- ¿Que lo suelte? -se acercó a mí lentamente.- ¿No tendrás miedo, no?
- Zayn, esto no es gracioso...
- Para mí sí. ¿No te gusta comer manzanas? -clavó el cuchillo en una manzana del cuenco para la fruta cortándola por su mitad.
Respiré tranquila y me llevé una mano al pecho.
- Creí que ibas... a...
- ¿Matarte? Cuando vaya a matarte, créeme, te enterarás horas antes. -me besó la mejilla. Me froté ésta con la manga de mi camiseta.
- No serás capaz de matarme. -dije orgullosa. Luego le miré.- No... serás capaz, ¿verdad?
Soltó unas risas y siguió cortando la manzana.
- Eres tan tonta...
Sonreí aliviada y me llevé una mano en la cabeza mientras pensaba que esto era una tontería.
Al momento, me llevó un trozo de manzana a la boca a la vez que me subía en la mesa.
Me abrió las piernas para que le rodeara con ellas y empezó a besarme el cuello.

4 comentarios:

  1. MOTHER OF GOD. Síguela, YAAAAAAAA, por lo que más quieras.
    Escribes de motherfucker (en inglés suena mejor), y esto se te da súper bien.

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    1. Jajajajaja, ¡aaaaaaaaah Paula! Pues claro que la seguiré, tú sí que escribes motherfucker jajajajajaja. Bueno, a mi prima tenía que salir, ¿no? Muchísimas gracias de verdad <3

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  2. Diooos, acabo de encontrar el blog y estoy enganchadisima a la historiaª Por favor escribe maas, estoy en un sin vivir jajajaja

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    1. ¡Ahh muchas gracias! Claro que seguiré escribiendo, pero cuando tenga un poco de tiempo libre :) Gracias por leerla en serio <3

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