domingo, 11 de marzo de 2012

-Capítulo 3-

Mi mente no dio para más. Aún quedaba una última clase a la que, por supuesto, no puedo faltar según mi padre. Educación Física. Es la que más odio, ya que tengo que estar llevándome los leggins y la camiseta para hacer el deporte adecuado y siempre se me olvida. Ojalá hoy mire en la mochila y esté la camiseta y la falda de tenis. Sí, hoy vamos a jugar al tenis en la pista cubierta.
Entregué mi trabajo de hoy al profesor a la vez que sonaba el timbre. Todos salimos del aula y Rose, Ariana y yo nos dirigimos hacia el gimnasio cubierto, donde ya estará colocada la red de tenis.

- ¿Sabéis qué? -añadió Rose. Cortó el silencio que invadía nuestro alrededor, el mismo que llevaba haciéndolo desde que les conté a las dos lo que me había pasado.
- Qué. -contestó Ariana imaginándose lo que Rose tenía en mente.- ¿Cómo te has lesionado esta vez?
- Pues... dejadme pensar...
- ¡Rose! -exclamé.- ¿Quieres volver a suspender la asignatura?
- Sí. -contesta.- Es que no puedo hacer gimnasia si tengo un esguince en la muñeca.
- Genial... genial... -respondí soltando aire. Intentando tranquilizar la tercera guerra mundial en mi interior. La actitud de Rose es amarga, me pone nerviosa, me consterna.
- Aparta. -una chica empujó a Rose. Creo que no sabe lo que pasa cuando la apartan de su camino. Ella era una morena de un gran cabello, alta, cuerpo esbelto y trapos caros. Copia de Rose.
- ¿Aparta? -contestó Rose ofendida.

Hasta que todo encajaba. Hasta que me di cuenta al pasar por mi lado que llevaba a alguien agarrado de la mano que la seguía. Alguien de piel oscura. Alguien como Zayn Malik.
Él me miró y sonrió al ver mi cara asombrada. También iba al gimnasio.

- Zayn... -intentó añadir Ariana.
- No quiero volver a oír ese nombre. -bufé.- Ya estoy harta. Nunca me ha pasado nada con él y ahora está ocurriendo todo de golpe. Necesito tranquilizarme por hoy, ¿vale?

Continué acelerando mis pasos y dejando más longitud entre pierna y pierna para llegar antes. Pero no me dio tiempo, ya había llegado antes que yo.
Me crucé de brazos y esperé a que aparecieran Ariana y Rose en los vestuarios mientras me cambiaba de atuendo. Abrí mi bolsa de deporte y saqué el polo blanco y la faldita blanca -odio este deporte, parezco una puta vestida así- y los tenis adecuados. Guardé el uniforme y me coloqué el de tenis.
Rose y Ariana llegaron en el momento que yo salía de los vestuarios. Ellas dos entraron y fueron llegando el resto de las chicas de mi clase para cambiarse de atuendo también.
Mi profesor de Educación Física me solicitó a mi y a Logan, el chico que me gusta de mi clase, para ayudar a traer el material que nos iba a hacer falta y entramos en el gabinete del gimnasio para cogerlo.

- ¿Es cierto eso de que eres la nueva mamá de Zayn? Si puede llamarse así. -me dice Logan.
- Jaja. -reí tontamente.- Bueno, está claro que no voy a ser su mamá, solo alguien que estará pendiente de que no robe mis apuntes durante clase.
- No tienes plan de hacer nada a su favor. ¿No? -negué, moviendo la cabeza de lado a lado, esbozando una sonrisa de niña.- Zayn fue amigo mío.
- Interesante. ¿Y ya no?
- No.
- ¿Y eso, por qué?
- Eeh... -tragó parte de la saliva que inundaba sus palabras y se dio media vuelta.- No te he dicho nada.
- ¡Logan, querido amigo! ¿Por qué no vas a cambiarte? -sonrió.- Hoy tenemos que jugar al tenis y no vas adecuado para ello.
Logan me observó y tragó saliva.- Puede que luego, cuando terminemos de sacar todo el material a la pista. -miré a otro lado e intenté que la cosa no fuera conmigo.
- Yo lo haré por ti.
- Gracias, pero no -noté como la presencia de Logan se acercaba y se ponía delante de mi.
- Vete de una puta vez.
En ese momento agarré fuertemente a Logan de la mano y cerré los ojos negando. Pero Zayn, brutalmente le empujó fuera y ahora supe lo que era sentirse sin protección.
- Vaya, vaya. ¿Una charlita con Logan Campbell? -cerró la puerta del gabinete. La cerradura emitió un sonido que se clavó como una espina en mi corazón. Estaba cegada con la luz del día que entraba por la pequeña ventana del techo, no conseguía verle a él. Realmente estaba pasando miedo en ese momento.- ¿Te ha pedido salir ya? ¿O a ti te va más quedar para estudiar?
Simplemente no contesté. Sabía que él podía verme gracias al destello de luz, pero aún así me aferré al poste de hierro de la red de volley que tenía detrás.
- Tienes miedo, ¿eh? -continuó.
- Nadie te ha dicho que lo tenga. -contesté firme, segura de mí misma. Aunque sentía como las piernas estaban dejando de responder.
- Uuh. -rió.- Eres una chica con agallas. -su dedo índice rozó el filo de la falda de tenis. Ahora sí le veía la cara.- Creo que al lame culos del profesor no le importará que seas hoy mi pareja. ¿A que no?
- No. Pues claro que le importará, no pienso tener nada relacionado contigo Zayn.
- Y me llama por mi nombre. -reía fuertemente.- ¿Sabes? Me gustas. Me recuerdas a mí al principio.
- ¿A ti? -reí imitándole.- Yo no me parezco a ti. Más quisiera ser como yo un gilipollas que vive acosta de la gente y robando y acosando a chicas y niños pequeños. Venga ya Malik, ¿por qué no intentas hacer eso con un tío o alguien como tú? O mejor aún, ¿por qué no le enseñas a tu madre cómo fuerzas a cualquier chica para que se acueste contigo?
El suelo se me vino encima o yo lo besé. Fue como una ola de fuerza arrollándome a toda velocidad. Fui arrastrada por la inercia un metro de distancia de él.
Me había empujado contra el suelo sin compasión.
- Tú no tienes ni idea de lo que tengo pensado hacer. Ni idea. -me agarró de la muñeca invirtiendo mucha fuerza en ello.- No vuelvas a intentar nada como esto otra vez Wilson. Por tu bien...
Zayn se levantó apresurado y colocó una cuerda de comba bajo mi pie. En ese preciso momento la puerta se hubo abierto y el profesor entró mirándonos a los dos.
- ¿Qué está pasando aquí? -preguntó sin apartar la vista de la de Zayn. Logan entró tras él mirándome a mí.
- Nada. -contestó Zayn.- Se había tropezado y cayó al suelo. -forcejeé para contradecirle, él clavó sus ojos color azabache en los míos. Sentí como si me tapara la boca para no hablar, y en realidad no lo hacía.
- Bien. Salgan ya, la clase va a empezar.

Cuando el profesor se fue, andé apresurada hacia Logan. Zayn me adelantó y cruzó la puerta rozándome la cara, sabía que me estaría acechando desde cualquier parte y no podría hacer nada para impedirlo.
No me separé de Logan en toda la clase. Ariana me tuvo que perdonar y dejar que me pusiera de pareja con él, no quería dejarme sola. Por una parte me beneficiaba, pero por otra seguía sin estar del todo tranquila.
<<Zayn fue amigo mío.>>

No tardé mucho en cambiarme de ropa.
Salí corriendo de la mano de Ariana, hoy me quedo a comer en su casa.
El frío no compensaba. Y más si debíamos andar unas cuantas calles hasta llegar, aunque la suya estaba más cerca del instituto que la mía. Ella me hablaba mientras tanto, pero yo la oía sin escucharla. No podía dejar de darle vueltas a todo lo que me ha pasado hoy, todo lo que ha sucedido en seis horas y no es que fuera para sonreír. Cómo una persona puede llegar a ser tan pendenciera y peligrosa como para hacer que todo un instituto tenga miedo de él, no se merece todo lo que recibe, respeto.
Ariana se llevó cinco minutos llamando a la puerta de su casa, nadie abría. Por suerte llevaba consigo su manojo de llaves descoloridas y llenas de colgantes y llaveros pomposos.
La casa nos consumió en un frío e impenetrable silencio.
Parecía que cualquier charla o ruido que produjésemos sería infructuoso. Sus padres habían salido y Ariana no sabía que hacer de comer, su madre se olvidó de que venía.
Un par de bebidas gaseosas y un pollo al horno que calentó Ari en el microondas tras sacarlo de la nevera y del plástico transparente que lo cubría.
La casa de Ari siempre me había parecido la típica casa escocesa, con el papel estampado en las paredes y los muebles clásicos. A ella nunca le habían gustado, por eso cuando entras en su habitación te das cuenta que estás en el siglo veintiuno y no hace dos. Tiene muchos pósters colgados en la pared, fotos en un tablón de corcho, montones de ropa en la silla y esos colores llamativos que siempre le han gustado. Eso es lo que la describe, una loca prudente.

- ¡Ajá! -exclamó. Giré en la silla con los ojos abiertos.- Mi hermano guarda los brownies aquí.
Por si no lo he mencionado. Ariana tiene un hermano, de unos cinco años mayor que ella, guapo pero nada popular en el instituto. Nunca ha tenido novia, o eso es lo que todos comentan sobre él.
- ¿No sabías donde guardaba tu hermano Stevie los brownies? -intervine aclarándome la voz en un sorbo de gaseosa.
- No. Por muy sorprendente que sea. -quitó la tapadera y estaban llenos de moho.- Ugh, -protestó.- se nota que son de él.
Tras ello, pisó la palanca del cubo de basura y vació la bandeja de brownies en él.
- ¿Tienes planes para mañana por la tarde? -pregunté.
- Tengo examen de mates el jueves. ¿Por qué?
- Por si querías venirte de tiendas. Necesito unos zapatos para la noche de año nuevo, no tengo ganas de quedarme en casa viendo la tele. -me comí el último trozó de pollo y me froté las manos.- En el centro hay chicos guapos.
- No sé Di, debería estudiar.
- ¡Vamos! Serán sólo... ¿dos horas y media? -reí.- Nos damos un respiro, sólo quedan dos semanas para navidad Ariana.
- Bueno. Qué remedio.

Le ayudé a recoger la cocina. Los trozos de pollo quemado pegados en el plato y en el tenedor, y encendimos la radio. Tras luchar por alcanzar un sitio en el que cogiera bien la señal, bailamos nuestra canción favorita con dos cucharones para servir la sopa.

- I want to break free! -gritamos al compás. Nadie podía oírnos.

Permanecimos disfrutando del momento hasta que el timbre nos cortó el punto.
Ariana acudió a la puerta y miró por el pequeño ventanal vertical de al lado de la puerta, levantando un poco la tela blanca que lo escondía. No se veía nada. Ella no tuvo más remedio que abrirla y asegurarse de que no había nada ahí. Al hacerlo, una voz profunda inundó mi cuerpo, me produjo escalofríos.

- No está. -contestó mi amiga apretando la madera de la puerta.
Sólo conseguía oír las palabras de Ariana. Decidí ir a ver qué pasaba, y se me derrumbó el mundo en un instante.
- ''No está''. -repitió él.- No sabes mentir.
- Qué. -dije.
- Baja los humos. He venido porque ibamos a ir al mexicano, ¿recuerdas? -contestó con una falsa sonrisa. De esas que te cuesta poner cuando en realidad no quieres.
- Mi respuesta fue, y sigue siendo un no. No quiero tener que ver nada contigo.
- Pero los demás sí quieren.
Los tres nos quedamos callados por unos segundos.
- ¿Y...? -añadí esperando a que se fuera.- ¿No tienes nada más que hacer que quedarte aquí de pie mirándonos?
Se encogió de hombros.- Sí, a no ser que me acompañes a comer burritos.
- No.
- ¿Estáis solas en casa? -continuó jodiéndome.
- No. El hermano de Ariana está arriba.
- ¿Quién? ¿Le conozco?
- Obviamente no, quién va a querer tener amistad contigo, ¿Zayn?
- Obviamente tú, preciosa.
- Obviamente no estás bien de la cabeza. Vete a tu casa. -forcejeé la puerta para cerrarla. Zayn colocó el pie y lo impidió. Se acercó al marco y sólo podía ver su nariz y sus labios, unos cuantos mechones de pelo moreno que asomaban.
- Esta noche a las diez y media, en el cruce de la casa de Logan y la farmacia de la señora Abigail. Espero que seas puntual, Wilson. -susurró. Al instante se desapareció en el grisáceo centelleante de la niebla invernal.


Cerré la puerta y Ariana echó las llaves a los cerrojos. Nos aseguramos que todas las puertas y ventanas de la casa estaban cerradas. Soltamos un soplo de alivio.

- Diane, tienes que dejar esto. -dijo irrumpiendo en la tranquilidad de su habitación, asegurando su ventana, contemplando como la niebla acariciaba la hierba seca del césped.
- ¿Dejar el qué Ariana? -chasqueé la lengua.- ¿Dejarle a él?
- Sabes a lo que me refiero.
- ¡No puedo! Todos los profesores, Ariana, ¡todos!, quieren que sea su tutor. No me dejan cambiar ni expresar mi opinión, lo hago por obligación e intentó tener el mínimo contacto con él. Pero lo hace difícil, está todo el día y cuando menos me lo espero detrás de mí, sigiloso y susurrándome amenazas al oído. -me crucé de brazos.- ¿Crees que no quiero dejarlo?
- Puede que ellos quieran que lo seas. Puede que él también.
- Explícate.
- Zayn es como un cazador dispuesto a llevarse un buen animal fresco a casa. No se cansará hasta conseguir lo que quiere. Y no se centra en algo por casualidad, lo hace por una sola razón. -suspiró sentándose en el borde de la ventana.
- No te entiendo. ¿Cómo debo tomarme eso?
- Como que Zayn te hace, dice esas cosas porque tiene algún plan o intención para ti. Los cazadores cazan para qué, para comer ¿no? Pues Zayn hace eso por un motivo.
- ¿Y cuál es ese motivo?
- Nadie lo sabe, ni nadie lo supo.
- ¡Ah! ¡Bien! ¡Genial! ¡Estoy en la lista negra de gente a asesinar del matón del instituto por algo y nadie sabe el qué!
- No fue fácil para Helen tampoco. -añadió ella setándose en el borde de su cama, abriendo un viejo libro de Agatha Christie de 1970, ''Pasajero a Frankfurt''.
- ¿Helen? -pregunté.
- Confiaba en cualquiera, desde entonces nadie supo de la chica. -se expresó ella.- Algunos dicen que él la tiene escondida por las afueras de Bradford, otros que se fue del país, y los demás que se cambió de instituto y empezó de cero. Por eso no quiero que tengas nada que ver con él.
- ¿Escondida? ¿Quieres decir que está...? ¿Que está...? -me sobresalté.- ¿Zayn la mató?
- Él dice que no, pero todos lo pensamos. Nadie supo el sufrimiento que ella pasó hasta que salió en el periódico que estaba desaparecida.
- Ariana, te agradezco tu información pero estás consiguiendo asustarme...
- Lo bueno es que como soy tan sarcástica... -se fue levantando, simulando un nerviosismo que ella no tenía en este momento y cerró el libro sonoramente.- sólo te estaba bromeando.
- ¡Ariana McDonald! ¡Pues creo que la próxima en morir vas a ser tú! -le azoté con la almohada que tenía en la cabecera de la cama, hasta que eso empezó a soltar su plumaje. Pusimos la habitación perdida de plumas blancas y suaves.- En serio, no vuelvas a hacer eso. Me has asustado, y para nada ha sido gracioso.
- Lo siento. Era para que me hicieras caso. -se encogió de hombros.
- Y te haré caso Ariana. Lo haré cuando sepa toda la verdad sobre él.


Al pasar la tarde, me enfundé en mis botas de borregos, una sudadera negra, un pantalón morado oscuro de deporte y varias capas de ropa debajo.
Cogería el coche y comprobaría si es verdad que había quedado conmigo, o simplemente era una broma.