martes, 24 de abril de 2012

-Capítulo 8-

Cerré la puerta silenciosamente. ¿Habrían llegado ya mis padres? Aunque todo parecía intacto exceptuando la televisión, nada de la cocina estaba fuera de su sitio y muy bien recogida, en el suelo no parecía haber pisadas y la escalera que daba a las habitaciones de arriba no parecía crujir del peso de alguien. Me acerqué al salón, los cojines no estaban en su sitio y una parte del sofá estaba caliente, alguien había estado sentado hace segundos en el sitio. Me di la vuelta rápidamente mirando a todos los rincones, las luces apagadas no ayudaban pero no pretendía encenderlas para no hacer notar mi presencia. Busqué el bate de béisbol en el paragüero, pero éste no se encontraba dentro así que obté por uno de los paraguas.
No quería hacer mucho ruido al subir por los peldaños de la escalera. Aunque pareciese raro, la verdad es que no estaba muy asustada, confiaba que era mi padre o mi madre que habían entrado al baño.
Segurísimo que así era.


- ¿Mamá? ¿Papá? -exclamé.


Llegué arriba y miré de lado a lado por el pasillo. La tercera habitación estaba cerrada, la antigua habitación de invitados que ahora usamos para guardar cosas. La segunda, la actual para los invitados estaba cerrada. La primera, la habitación de mis padres se encontraba abierta, al igual que el cuarto de aseo y mi habitación la del final del pasillo. Miré a la puerta que daba a la escalera del desván, y como siempre, cerrada.
Continué mis pasos visualizando el móvil que Zayn me entregó en el bolsillo de mi pantalón, en la habitación de mis padres no había nada ni tampoco en el cuarto de baño. La habitación de invitados y el trastero en completo silencio y vacío. La ventana de mi cuarto estaba abierta, las cortinas se movían por el viento y notaba que faltaba algo o que no estaba en si sitio de siempre.
Mi diario, mis peluches y la foto de mi primer día de instituto con Rose y Ariana estaba quemada por los bordes, quedando yo sola en ella.
¿Por qué alguien querría quedarse con mi diario, mis peluches y romper esa foto? ¿Venía con algún mensaje? Entonces recordé que en uno de mis peluches guardé en su interior la combinación del seguro de la maleta en la que guardan mis padres el dinero de la casa.
Me quedé perpleja sin saber qué hacer. Estaba apunto de llamar a Zayn, tal y como me dijo, ¿pero y si era una trampa? ¿Y si no iba a ayudarme? ¿Y si acabaría muerta de todas formas?
Di tres toques en la llamada y colgué. Respiré profundamente y cerré la ventana, a la vez que la puerta de mi habitación se cerraba de golpe.
Grité y giré lo más rápido que pude para luego ir a abrirla. Una bolsa herméticamente cerrada cubrió mi cabeza impidiéndome ver, respirar, o incluso oír.
Pataleé con las piernas intentando derribar a quien quiera que fuera, con mis manos forzaba la bolsa para quitármela de encima.


- ¿Se siente bien cuando sabes que no puedes respirar? Cuando vas a morir, ¿y nadie puede salvarte? -dijo una voz mientras me daba golpes por todo el cuerpo.- Dime, ¿qué se siente?
Me hice notar con un grito desgarrador.
Oí un cristal romperse cerca de mí, luego de que mi agresor cayese al suelo delante de mí.
- ¿Qué haces aquí? -gritó desesperado.
Noté como unas manos abrazaban mi cintura para acto siguiente desvanecerme en el suelo por asfixia.
Me quedé inconsciente.








Desperté. Miré el reloj y vi que eran las cuatro de la madrugada. Yacía en mi cama con una manta delicadamente echada por encima de mí. Un fuerte dolor de cabeza y de espalda hizo que me quejara. Entonces recordé.
No había cristales en el suelo, mis peluches estaban en su sitio aunque lo de la foto no había cambiado.
Me levanté y fui a abrir la maleta del dinero, estaba llena, no faltaba nada. Al cerrarla me crucé de brazos e intenté hacer memoria por si me acordaba de algo más. Pero sólo sé que caí al suelo y que había una tercera persona en la casa. Bajé las escaleras del desván y fui a ver si mis padres estaban en casa. Efectivamente, los dos dormían.
En la cocina, sentada en la encimera y bebiendo un vaso de agua, pensaba en quién podría haber sido el agresor. Está claro que el único que podría serlo sería Zayn, y el que me salvó, mi padre que llegaba a casa.
No llego a entender porqué soy yo la elegida para él, qué quiere de mí, porqué yo y no otra, porqué quiere hacerme esto.
Son muchas las preguntas que merodean por mi mente, son muchas las respuestas que no logro encontrar, los hechos, el momento, las altas horas de la noche en la que el miedo me invade.
Es todo un gran problema en el que me veo atrapada, terrorífico y escalofriante. El cómo sus manos palpan mi cuerpo sin dejarme escapatoria. Si es él quién quiere hacerme daño, será mejor que vaya terminando con su plan.
Subí las escaleras dando masajes en mi sien, intentando eliminar el dolor de cabeza, supongo que todo se debe a la caída. Sí, el dolor de cabeza, de rodillas y brazos. Aún tenía marcas rojas en el cuello y moratones en la espalda, lo comprobé mientras me miraba en el espejo de mi habitación. Al mirar a mi mesilla de noche vi una nota amarilla.
''Vendrán a poner un cristal nuevo para tu ventana mañana muy temprano. No vayas a la escuela. Asegúrate de que tus padres no estén en casa para librarte de las preguntas. Repito, no vayas a la escuela mañana. ¡Al menos usaste el móvil! Mañana iré a verte, espero que estés mejor. Sobre todo, no menciones nada a nadie... -M''
<<¿Firmado M?>>, pensé haciendo una bola la nota de papel y tirándola a la basura.
Aun así me senté en la cama arropada por muchas mantas de lana, al no tener cristal todo el frío invernal acariciaba las paredes de mi habitación bruscamente. Me acompañé de un libro y una taza de té para relajarme.
''El manto letal entumecía primero los músculos y nublaba la mente, esperando pacientemente que la víctima se rindiese a manos de la muerte. Ismael agitó a la chica y la encaró hacia sí. Ella balbuceó palabras sin sentido. Sin pensarlo dos veces, Ismael la abofeteó con fuerza. Irene abrió los ojos y dejó escapar un alarido de pánico. Durante unos segundos no supo dónde estaba. En la oscuridad, rodeada de agua helada y sintiendo unos brazos extraños que la rodeaban, creyó despertar en la peor de sus pesadillas. Luego, todo se volvió a su mente. Cravenmoore. El ángel. La cueva. Ismael la abrazó y ella fue incapaz de contener el llanto; gemía como una niña asustada.
-- No me dejes morir aquí --susurró.
El muchacho recibió sus palabras como una puñalada envenenada.
-- Nos vas a morir aquí. Te lo prometo. No voy a permitirlo. La marea bajará pronto y quizá la cueva no se cubra totalmente... Tenemos que aguantar un poco más. Sólo un poco más y podremos salir de aquí.''
La capacidad que éste libro tenía para sumergirme en la historia era aterradora. Lo cierto es que no me ayudaba a calmarme, pues lo que se cuenta en éste libro no es más que terror, misterio y aventura. Me hace recordar lo de ésta noche, Zayn, la bolsa en la cabeza, el cristal roto y todos mis peluches escondidos por la casa. Quisiera borrar toda imagen de mi cabeza, sólo saber que mañana hay escuela y debo dormir.
Pasé casi dos horas durmiendo, cuando me desperté vi que sólo tenía diez minutos para vestirme, desayunar e irme a la escuela. Iba a llegar tarde.


- ¿Mamá? ¿Papá? -exclamé. Recordando lo mismo que dije la noche anterior.- ¿Hay alguien en casa?


Para mi suerte, ambos se habían ido a trabajar. No tuve más remedio que empezar a correr para llegar a tiempo.
''Repito, no vayas a la escuela mañana.''
Tomé un desayuno rápido a la vez que me ataba los zapatos y me peinaba.
''No vayas a la escuela''.
Me cepillé los dientes y cogí la mochila y las llaves del coche.
''Firmando, M''.
Al salir me dirigí hacia el coche luego de cerrar la puerta apresuradamente. Me senté y el motor no funcionaba. Probé tres veces más y acto siguiente abrí la guantera para quitarme la bufanda, encontré otra nota como la de anoche.
''No vayas a la escuela. No vayas a la escuela.''
Rompí la tranquilidad gritando indignada <<¿¡Cómo?! ¡Pff!>>. Salí del coche y fui a por la bicicleta. En la cesta encontré otra nota... ''Te he dicho que no vayas, ¿por qué no me haces caso?''.


- ¿¡POR QUÉ?! -grité enfadada. Miré el reloj de mi muñeca.- ¡Ya no me da tiempo! ¡Acaban de cerrar las puertas! ¿Esto es lo que querías, seas quien seas? ¡Lo conseguiste!


Entré en casa cerrando de un portazo y me senté en el sofá para mandarle un mensaje a Ariana.
Esta me avisó de que sospechosamente, ni Logan, ni Andrew, ni Suzanne habían asistido a clase hoy. Ah, y por si pareciese extraño, tampoco Zayn Malik.
Gasté lo que tenía de tiempo en limpiar la casa y recoger un poco todo. Preparé dinero para cuando llegase el hombre que me reparará el cristal de mi habitación e hice mi cama y la de mis padres. Para finalizar, rocié la casa con un perfume de olor a lavanda.
Encendí la televisión y me senté en el sofá. Llamaron a la puerta.


- ¿Sí? -pregunté abriéndola de par en par.- ¿Qué haces tú aquí?
- Te dije que iba a pasarme a ver cómo estabas. -contestó apoyándose en el marco de la puerta. Dio un vistazo a toda la casa, respiró el aroma, y entró a paso decidido.
- ¿Así de fácil entras? -dije molesta.- ¿Sabes que lo de anoche no tuvo gracia, no? ¿Quieres que llame a la policía ahora mismo?
-Diane, déjate de tonterías. Te dije que cuando tuvieras un problema me llamaras, lo hiciste y vine a ver qué te pasaba. -con las manos en los bolsillos, me miraba desde la entrada a la cocina.
- Vamos, ¿crees que el que intentó asfixiarme con una bolsa de plástico mientras me azotaba por todo el cuerpo, no eras tú? Podré ser tonta, pero hasta ahí... Hasta ahí llego.
- ¿Qué motivos tendría para hacerte algo así? -rió.- Azotarte... Puede que me lo piense dos veces. Sólo tendrás que decirme en qué parte de tu cuerpo quieres que te azote. -me pegó a él sintiendo toda su anatomía presionar mi cuerpo.
- Suéltame. -le empujé.
- Está bien, fiera. -entró en la cocina.- Me hiciste caso.
- ¿Qué?
- No fuiste a la escuela.
- ¿Tú eres el gracioso de las notas de papel por toda mi casa? -me crucé de brazos.
- De nada. -sonrió sarcástico.- Algún día, te me pondrás de rodillas, me suplicarás que te perdone por no creerme y juntos tendremos cachorritos. ¿Genial, verdad? -me guiñó un ojo.
- Eres... un pervertido, asqueroso, y ojalá te pudras en la cárcel algún día cercano a éste.
- Cuando llegue ese día, te arrepentirás.
- Lo que tú digas.
Zayn tomó con ambas manos un cuchillo que estaba expuesto en la encimera. Lo miró, y me fulminó.
- Zayn... Suéltalo, vamos...
- ¿Que lo suelte? -se acercó a mí lentamente.- ¿No tendrás miedo, no?
- Zayn, esto no es gracioso...
- Para mí sí. ¿No te gusta comer manzanas? -clavó el cuchillo en una manzana del cuenco para la fruta cortándola por su mitad.
Respiré tranquila y me llevé una mano al pecho.
- Creí que ibas... a...
- ¿Matarte? Cuando vaya a matarte, créeme, te enterarás horas antes. -me besó la mejilla. Me froté ésta con la manga de mi camiseta.
- No serás capaz de matarme. -dije orgullosa. Luego le miré.- No... serás capaz, ¿verdad?
Soltó unas risas y siguió cortando la manzana.
- Eres tan tonta...
Sonreí aliviada y me llevé una mano en la cabeza mientras pensaba que esto era una tontería.
Al momento, me llevó un trozo de manzana a la boca a la vez que me subía en la mesa.
Me abrió las piernas para que le rodeara con ellas y empezó a besarme el cuello.

-Capítulo 7-

Pensé mi acción con la mirada clavada en la rebeca y aquella nota que tenía encima, sin mover ni un músculo hasta que Ariana se volvió para llamarme la atención. Le pedí que entrara en la tienda mientras yo iba a mirar una cosa, y aunque insistió en acompañarme le rogué que no lo hiciera.
<<No quiero que Ariana pague el precio del peligro por mí>>, pensé.
Rodé los ojos buscando a toda silueta extraña a mi alrededor. En unas cuantas zancadas toqué el borde de la mesa y sostuve entre mis manos mi rebeca, mirando con temor a la nota de papel que tenía encima.
''Eres una niña muy obediente. Ahora siéntate. Espera a que venga el camarero. Pides un vaso de agua. Y te vas. No me defraudes, y seguro que me harás caso en el próximo casi encuentro.''
Mis ojos se humedecieron y sentí unas inmensas ganas de llorar por el miedo que corría por mis venas en este preciso momento. Arrugué el papel y lo tiré al suelo mientras me acurrucaba en la silla con la rebeca en las manos, mirando a toda la gente que corría por la planta como si fuera una loca.
Ariana no aparecía, aún se estaba probando ropa y tampoco veía a nadie conocido por aquí. No tenía el atrevimiento de levantarme, andar y buscar a Ariana, ya que en cualquier momento podrían secuestrarme. Si es que esa es la intención que tiene.
Mis piernas se agitaban rápidamente. Miré a la entrada de la cafetería y vi saliendo a un chico alto, esbelto, moreno y de piel oscura apuntando a lápiz en el pequeño bloc de notas.
Cuando levantó la vista, intenté gritar, si no fuera porque él me tapó la boca.

- Tranquila. -dijo.
Negaba con la cabeza, estaba muy asustada. ¿Cómo quería que estuviera tranquila?
- Tranquilízate. -continuó.- No voy a hacerte nada Diane. Promete que no vas a gritar ni a salir corriendo.
Asentí, a continuación sus músculos se relajaron aunque no me soltaba de la muñeca.
- Zayn, te odio. Eres cruel, ¿por qué m'ierda me haces esto? -susurré en lágrimas.
- Odiame, pero te advierto de que no andes sola a partir de ahora.
- ¿Cuando vas a dejarme en paz? ¿Por qué no te vas a hacerle la vida imposible a otra persona de tu altura? -agaché la cabeza.- Si me vas a hacer algo, hazlo rápido.
Notaba una taquicardia.
- Lo que vaya a hacerte, te lo haré. -buscó desesperadamente algo por el centro comercial con la vista. Parecía frustrado.- Oye, vas a volver a casa. ¿Has venido sola?
- No. Déjame. No tiene gracia asustarme de esa manera, ¿cómo conseguiste la rebeca?
- ¿La rebeca? Mira, no sé de qué me hablas. -se acercó a mí, juntando su nariz con la mía.- Vas a volver a casa, con quién sea con el que has venido.
- ¿¡Por qué!? -intentó soltarme.- ¡Sal de mi p'uta vida!
- ¡Deja de gritar! ¡Deja de comportarte como una cría inmadura y escúchame! -me sostuvo de las mejillas.- Estás en peligro y...
- ¡Lo sé! ¡Hasta que no desaparezcas... pues claro que estaré en peligro!
- No. No lo entiendes. Pero no puedo decirte nada. Ven un momento.
Me arrastró hasta introducirme en el trastero de la cafetería, donde guardan los alimentos. Cerró la puerta. Retrocedí cuatro pasos hasta quedar en la pared, lloré con más intensidad y sabía qué iba a ser de mí.
- Vas a obedecerme en todo lo que te diga.
- ¿Vas a matarme?
Él no logró entender. Pero sabía perfectamente por dónde iba la cosa.
- Vamos. Mátame. Pero acaba con esto ya.
- ¡No voy a matarte! ¿Estás loca? -se sentó en una de las cajas de latas de conserva.- Debes tener cuidado por dónde andas, con quién sales y en quién confías. Tienes que irte de aquí lo más pronto que puedas, no salgas de casa y si lo haces que sea en compañía. Pero repito, cuidado con quién.
- ¿Por qué me estás diciendo esto? ¿Crees que voy a fiarme de tí?
- No. Por eso voy a darte esto... -sacó un celular de su bolsillo del delantal. Me lo entregó.- Tienes que marcar el número que está memorizado en la agenda, es el único. Úsalo cuando necesites ayuda.
- Mentira... Eres un mentiroso. ¡Quieres aprovecharte de mí! ¡Quieres que confíe en tí para luego hacerme lo que se te pase por la mente! ¡Secuestrarme durante días! ¡Violarme! ¡Incluso matarme! -le empujaba contra la puerta proporcionándole puñetazos en el pecho mientras mis fuerzas disminuían aceleradamente. No podía dejar de llorar.
Sus manos atraparon las mías.
- No sólo te pido que tengas cuidado con los demás. Aunque ya lo sepas, no confíes totalmente en mí. -me pegó a su pecho mientras me acariciaba el pelo.- Todo va a ir bien, si haces caso en lo que te digo.
- No lo haré.
- Entonces sal. Ve a estas horas de la noche sola a tu casa. Júntate con gente a la que no conoces del todo. Deja que te acosen por mensajes. Deja que te hagan sentir miedo.
Me aparté y le miré.
- ¿Cómo sabes lo de los mensajes?
- ¿No te lo he advertido ya?
- Zayn, ¿estás controlándome? ¿Por qué de repente me llamas por mi apodo? ¿Por qué sabes mi número de teléfono? ¿Por qué sabes dónde vivo? ¿Por qué me dices estas cosas? ¡¡Esto no está bien!!
- No te estoy controlando. Te estoy protegiendo.
- No necesito protección.
- Bien. Acuérdate. Te lo he advertido, y quedate con el móvil, úsalo bien. -me soltó y agarró el pomo de la puerta del almacén.- Diane, ten mucho cuidado.

En cuanto él abrió la puerta salí corriendo a buscar a Ariana.
Me pegaba empujones con todo el mundo, corría, lloraba, tenía miedo. Hasta que por fin vi a Ariana saliendo de la tienda, no se explicaba el porqué de mi actitud.

- ¡Zayn! -grité.
- ¿Qué pasó? -exclamó preocupada.
- ¡Está tramando algo! ¡Tengo mucho miedo, por favor, no me dejes sola! ¿Puedes dormir en mi casa? ¡Mis padres hoy no estarán! -le dije.
- ¿Qué me estás contando? -dejó caer las bolsas al suelo junto con las mías que llevaba.- Diane, justo vienen a recogerme ahora. Iba a salir a avisarte y te encontré. Me esperan abajo con el coche porque voy a casa de mi abuela, sí, la que está fuera de la ciudad. Perdóname con toda tu alma, pero no puedo.
- ¡¿QUÉ?! -me llevé las manos a la cara y caí al suelo. Ariana me levantó y se despidió de mí casi llorando igual.

Recogí mis bolsas y miré a todos lados, bajé por las escaleras mecánicas aferrándome a algo con lo que poder defenderme si se acerca a mí ota vez.
Cuando salí el frío me dio dos bofetadas en la cara. Caminé a paso apresurado sin dejar de vigilar mi entorno.
Cada calle por la que habitualmente pasaba, se me hacía más oscura y siniestra.
Todo parecía más peligroso. Justo esta noche.
Llegué a la plaza común y tenía que bajar cinco o seis calles más para llegar a casa, el camino se hacia mucho más largo ahora que estaba sola y asustada.
En la calle de mi izquierda, comenzó a sonar una melodía de un celular. Me paré en seco y luego vi el cartel ''Carretera cortada por daños viales'', y tuve que pasar por la calle oscura.
Me introduje en ella sin dejar de escuchar la música de llamada, se hacía más fuerte y más oscuro por la ausencia de faroles.
La música se paró, al igual que yo.

Unas manos me taparon la boca, los ojos no respondían con tan poca luminosidad. Un brazo me presionaba el estómago y me sentía arrastrada hacia el final de la calle.
Me agitaba de lado a lado mientras me golpeaba en la parte baja de la espalda con su rodilla. Tenía un cierto olor a tabaco y alcohol sorprendente.
Quería escapar pero lo único que podía hacer era morder la palma de la mano de quien quiera que sea.
Luego, le proporcioné una patada entre sus piernas y salí corriendo sin recoger las bolsas que cayeron al suelo en el momento en que vi pasar mi vida en unos escasos segundos.

Tuve problemas al intentar meter las llaves en la cerradura de casa, mi cuerpo temblaba y lloraba con gritos desgarradores.
Al entrar en casa, no conseguí ver nada. Todo estaba oscuro excepto la televisión.
Esta estaba encendida.

martes, 17 de abril de 2012

-Capítulo 6-

Esa tarde tomé el almuerzo rápido y ligero.
Hoy voy a vestir con unos vaqueros, una blusa floreada y una chaqueta denim clara, acompañándolo todo con un pañuelo de color rojo cayena a juego con los botines. Algo fácil de quitar y rápido de poner.
Dejé el bolso preparado en la entrada, con el monedero, el mini espejo, los voletos de descuento en tiendas de comida rápida, las toallas húmedas, la cámara de fotos; mientras me hacía tirabuzones en el pelo y me maquillaba sólo un poco.
El celular estaba sonando y vibrando encima del escritorio, a unos pasos de mí. Me acerqué a él y lo descolgué.

- ¿Sí? -pregunté.
Se escuchaban respiraciones. Luego cortaron la llamada.
Miré extrañada a la pantalla. <<Será Ariana, avisándome con un 'toque' para que baje>>, pensé.

Terminé de prepararme y salí de casa colgándome el bolso en el hombro. 
Ariana me esperaba en la esquina de casa. Iba muy linda vestida y me saludó con una sonrisa.
Nos trasladamos al centro comercial en bus. Hacía un poco de calor en él debido a la calefacción y porque estaba lleno de gente, muchos de ellos tenían que ir de pie.
Ibamos hablando sobre lo de inscribirnos en el club de animadores, y tal vez pasar las pruebas para entrar en el grupo con Suzanne. A mí no me agradaba mucho la idea, pero lo pasaríamos bien de seguro, y sobre todo, conoceríamos a los chicos gupoas del equipo de baloncesto. Esto supone un gasto en la vestimenta y el traslado hasta el instituto donde tenga lugar el partido, un dinero que no tenemos. Aún así conseguiremos pagarlo y nos divertiremos muchísimo.
El bus se paró y nos bajamos justo en frente de las puertas del centro comercial.

- ¡De compras! ¡Woho! -gritamos al unísono.

La gente pegaba empujones en la primera planta. Había tanta, que apenas se veían las entradas de las tiendas. Vimos la sección de alimentación y decidimos ir a comprar algo en Starbucks.
Estaba bebiendo mi frappé cuando mi celular volvió a sonar tal como un despertador a las seis.

- ¿Hola? -nadie contestaba.- ¿Te crees gracioso? ¿Hola, quién es?
Pero la llamada volvió a ser interrumpida.
- ¿Qué pasa? -me preguntó Ariana agarrándome del brazo.
- Alguien se está dedicando a llamarme y luego a colgar. No sé quién es porque el número aparece como desconocido. Y que yo sepa, sólo puede ser alguien que conozca mi número. O es Andrew o Logan, o incluso Rose que quiere pegarme un susto. -guardé el celular.- Pero si me entero de quién es. Se enterará.
- Pues vaya gracia. -protestó.- La próxima vez le cuelgas.
- Eso es lo que haré precisamente. -respondí.

Entramos en varias tiendas y nos compramos gorritos de lana con forma de animales muy lindos y monos. Zapatos, fundas para el móvil, pendientes, pulseras, collares, anillos, vestidos, camisas, pantalones, poleras...
Sosteníamos con la muñeca varias bolsas de diferentes tiendas.
Bebíamos de los refrescos que habíamos comprado mientras ambas nos sentamos en el banco de al lado de la fuente que decoraba el pasillo de la segunda planta.

- Ari. -dije. Ella me miró atenta.- Creo que estoy sintiendo odio hacia Logan.
Ella abrió los ojos como platos.- ¡Pero si estabas super colada por él! Oh no... ¿Estás enferma o algo? -me palpaba la frente intentando medir mi temperatura con la palma de su mano.
Reí.
- No sé...
- ¿Es por Zayn, porque siempre te recuerda cosas de él? -miré mis manos. Asentí.- Puede que Logan no lo haga con mala intención, ya sabes, los chicos siempre meten la pata inconscientemente. Así que de ellos te puedes esperar cualquier cosa.
- Quizá sea así. -suspiré.- Pero esas cosas me hacen daño. No quiero seguir recordando a Zayn, y menos que mi amigo, -tosí.- chico que me gusta, me lo haga hacer cada minuto de la mañana.
- Háblalo con él. Explícale porqué no quieres que lo haga más. -dejó las bolsas en el suelo.- Vamos. Así seguro que no vuelve a ello nunca más. ¿Sabes? Siempre has tenido la capacidad de convencer fácilmente a los chicos, y Logan no es que sea muy cabezota.
- Le dije millones de veces que dejara de hacerlo, pero sigue. -la miré.- ¿En serio crees que no es cabezota?
- Bueno... Tal vez un poco.
Agité la cabeza y me volví para ver a la gente pasear rápido por el lugar.
- Oye ______. -la escuchaba aunque siguiese mirando a otro lado.- Mírame.
Le hice caso.
- ¿No tendrás miedo de Zayn, verdad?
- ¿Yo? ¿Miedo? -me eché a reír.- ¡Para qué! Lo que quiere conseguir es eso. ¿Yo? A mi no me asusta nada. Ni nadie.

< Eso es mentira, _______.>

- ¿Y? Entonces, ¿por qué te asusta tanto acordarte de él? -sonrió.- A ver. Zayn es muy malo, y peligroso. Pero... A todas nos ponen los tíos como él. Guapos, fuertes, deportistas, y ese toque de peligro.
- ¿Me insinúas que vas por Zayn? -dije en un asombro.
- ¡No! -exclamó.
- Pues... Lo parece.
- Vale, puede que me mole un poco. -se retocó el cabello.- Pero es sólo una atracción sexual hacia él.
- ¿Ariana McDonald? Déjame decirte que es la primera vez que de tu boca sale algo como, ''atracción sexual''.
- Yo no soy ninguna santa. -protestó.
- Ya querida, ya.
- Pues eso. Es que... Me saca de mis casillas, es tan... Tan... Orgásmico. -miró al techo medio soñando.
- Ari. -le pellizqué en la nariz para que bajara de las nubes.- No me vayas a contar ahora alguna fantasía sexual de las tuyas. Me dijeron que me mantuviera alejado de Zayn, y tú deberías de hacer lo mismo.
- Yo no me junto con él.
- Pero piensas en él.
Ambas observamos como el reloj del techo marcaba las nueve y media.
- Se hace tarde. -dije.
- Entremos en una última tienda más. -me miró con una tierna cara de cachorrito.- Por favor, ______. Una más.
- Está bien, pero luego nos vamos.

Nos pusimos en pie y recogimos las bolsas del suelo. Pasando por una papelera y tiramos los vasos del batido en ella, emprendimos camino hacia la tienda de los shorts y camisas de banderas.
Esa tienda me encanta, es de mis favoritas. Todo lo que encuentras allí, lo ves en los blogs, a las chicas más guapas y con el mejor cuerpo de Bradford, o hasta donde yo puedo ver aquí. Aunque es un poco cara.
Pensativa, dudé si realmente odiaba a Logan. Es una gran persona, tiene muy buen corazón y es lo más hermoso con lo que me he cruzado desde hace cuatro años. Siempre que le veía pasearse por los casilleros, me mordía el labio e intentaba no tener malos pensamientos con él y una habitación a solas y a oscuras, pero cualquier intento era tonto para no tener ese sueño. Pero de verdad es que estos días me está molestando un poco. Es como si de repente quisiera herirme porque sabe que eso es lo que quiero evitar. Aunque debo reconocer que lo que hizo en el gimnasio, de agarrarme la mano y ponerse delante de mí cuando Malik entró en él, fue muy caballeroso y perfecto. Pero tuvo que llegar el otro a estropear el momento y lo empujó fuera. Hablando de Zayn, sí le tengo miedo. Ahora sí que sí.

** Beep. Beep. **

Había recibido un nuevo mensaje de texto al celular. Todo el bolso me vibró en el acto, no dudé en mirar.

<< ¿Quieres un regalo? Te está esperando en una de las mesas del 'Café Rulette', a seis pasos de tí. Te echa de menos, y creo que tú también a él. >>

Me entró el pánico pero miré como si nada hacia las mesas del café. En una de ellas encontré mi rebeca color berenjena en el centro de la mesa.
Sobre ella pude ver una nota.
Y volví a recibir un mensaje.

<< Vamos, no te cortes. Sé que estás deseando ir a cogerla. Oh no, ¿no tendrás miedo, no? Aquí hay demasiada gente para que pueda hacerte algo, te ves tan sexy con esos pantalones ajustados. Pero te advierto, no entres sola en los baños. ''Di'''. >>

Mi cuerpo comenzó a temblar.
Sabía que en cualquier esquina, envuelto en penumbra y escondido de los demás, estaría vigilándome.

lunes, 9 de abril de 2012

-Capítulo 4-

Descendía lentamente por la sinuosa carretera. Faltaban diez minutos para que le viera pasear por ahí, o eso creía. Aparqué el coche pegado al muro de la casa de Logan, bajo los robles de esa zona, y al otro lado la farmacia de la señora Abigail.Le envié a Ariana un mensaje, ''Si ves a mi madre, dile que tardaré un poco en llegar. He ido a devolver un libro a la biblioteca''.
Sólo me quedaban dos minutos de tranquilidad, abrí la guantera y me puse las gafas negras de sol, irreconocible. También encedí los faros con las luces largas, deslumbraré a cualquiera y yo podré verles, pero nadie podrá verme a mí.
Un minuto antes de que comenzara la posible travesía hacia él, un coche subió y paró al otro lado de la carretera, los faros apuntaban a mí pero no podíamos vernos. Sostuve la posición cinco minutos, hasta que otro coche, un BMW gris ascendió por la misma carretera y se paró a mi lado. La ventanilla se bajó.

- ¿Diane, qué haces aquí? -preguntó mi madre, me quité las gafas rápidamente.
- Había ido a devolver un libro y había hecho una parada para mandarle un mensaje a Ariana. -contesté.
- Volvamos a casa, venga. Es un poco tarde para andar sola por aquí. -mi madre arrancó el coche. Me fijé por última vez al todoterreno negro, la puerta delantera se cerró a la vez que daba marcha atrás y media vuelta para seguir al coche de mi madre.

El todoterreno me seguía. Dejando un poco más de distancia, debido al temblor producido por las piedras de la carretera no distinguía los números de la matrícula.
Mamá abrió la verja de casa y metimos los coches dejándolos frente al porche. Al salir y colocarme detrás de ella frente a la puerta de casa, miré disimuladamente a la entrada. Ni rastro del todoterreno.


Martes seis de diciembre, hace un buen día hoy en Bradford, y como yo suelo decir... Día nuevo, vida nueva. Acompañé a Rose hasta la cafetería, Ariana nos esperaba en una de las mesas junto a Logan, Andrew y Suzanne. Andrew es el hermano de Suzanne, del equipo de baloncesto del instituto, y ella animadora jefe. Siempre andan juntos, y hasta que no se supo, todo el mundo creía que estaban saliendo. Fue un día embarazoso para ambos.
Menú del día, ensalada de pasta, delicioso, quitando el amargo sabor a naranja que accidentalmente entre comillas las cocineras vierten en el plato.
Subimos las escaleras hasta sentarnos en la mesa redonda y azul.

- Buenas, buenas, buenísimas tardes. -dije sacando el tenedor de plástico del papel transparente para empezar a comer.
- ¿Buenas? Hoy alguien se ha levantado con buen pie. -añadía Ariana acariciándome la mano suavemente.- ¿Dormiste bien?
- Tuve dulces sueños. Y hoy es un nuevo día. -les sonreí a todos.- ¿Qué tal tu mañana Logan?
- Aburrida. ¿Te ha dado mucha lata Zayn? -me contestó. Pestañeé dos veces y actué como si no hubiera escuchado su nombre. Me dirigí a Andrew.
- Hoy Jay se ha llevado un buen piñazo con el balón, mea culpa.
- ¿Jay? ¿El que se pone a grabar los entrenamientos? -dice Rose antes de morder el pan.
- Sí. Es asqueroso, a veces nos enfoca a nosotras hasta que un día fui y le robé la cinta. ¿Sabéis a dónde fue a parar? -Suzanne nos miraba atenta, esperando una respuesta.- A un inodoro del baño de las chicas. No se atrevió a entrar.
Todos reíamos.
- A veces pienso que Jay tiene un serio problema. -Logan me levantó la mirada.- Se deja ver mucho con Zayn.
- ¿Puedes dejar de hacer eso? -contesté ofendida dejando caer fuertemente el tenedor.
- ¿Hacer? ¿Qué?
- Eso. Repetirme constantemente su nombre. Creo que dejé bien claro que no quería tener nada que ver con él, y por si no lo hice, espero no escuchar que lo nombráis.
- Pero todos hablan sobre eso Diane. Zayn está formando una banda, dicen que se está haciendo más fuerte, que va al gimnasio cuando falta a clase. Por ejemplo hoy mismo, -rebañaba su plato. Logan me estaba poniendo de los nervios.- las tres primeras horas. Están diciendo que tiene nuevos planes para alguien, ayer le vieron subir por la carretera hacia mi casa aunque en el cruce le perdieron de vista. -traga.- Nadie sabe lo que...
- Espera, espera. Rebobina. ¿Le vieron? -intervine. Todos estaban mirándonos a Logan y a mí mientras comían su almuerzo.
Logan asintió tres veces.
- Cambiemos de tema, ¿tenéis planes para este fin de semana? -continuó Suzanne dejando su bandeja en el centro de la mesa.- Había pensado que podríamos ir al cine a ver una peli, me han dicho que hay estrenos muy buenos esta semana.
- Una gran idea. Alguna de intriga y misterio... -dijo Andrew.
- No quiero nada de misterio a estas alturas. Comedia, eso estaría bien. -respondí.
- Bueno, si vamos, lo decidimos más tarde. Yo no lo tengo seguro, esta semana vienen mis primos de Blackburn de visita. -prosiguió Ariana.
- Sacarás tiempo. -dije.

Volvimos a las clases. El día se pasó rápido y la última campana sonó, Ariana y Rose me acompañaron a dejar los libros en la taquilla del pasillo y recoger un trabajo que presenté.
Aprobado, no sé cómo lo hago, siempre saco buena nota y no me lo había preparado, lo hice corriendo. Luchamos por llegar al aparcamiento entre tanta multitud de estudiantes junto a Suzanne, Andrew y Logan nos esperaban en el aparcamiento. Mientras bajábamos las escaleras, el sol nos calentaba la piel, era confortador.

- ¿Logan? ¡Vamos! -gritó Rose.
Miré hacia el grupo de chicos que había frente a un coche. Todos estaban vestidos con chaquetas negras y camisetas blancas, uno de ellos se giró. Zayn. Me miró profundamente y sonrió saludándome. ¿Hola? Pasamos por al lado de todos ellos para llevarnos a Logan, yo me quedé la última con Suzanne.
- Hola Di. -dijo apoyándose en el capó del coche levantando una de las manos. No le presté atención.
- Di. ¿Desde cuando te llama así? -me dice Suzanne cuando estábamos un poco más alejadas de todos ellos.
- Es la primera vez que me lo dice.

Cuando llegamos a la zona donde teníamos nuestros coches aparcados, Andrew agarró a Logan por el cuello de la camisa y lo empujó fuertemente contra el lateral de su coche.
- ¿Se puede saber que hacías con Zayn y compañía? -le gritaba.
- ¡Ellos! ¡Me cogieron desprevenido!
- Más te vale. Que no te vuelva a ver con ellos...
- Ya. Andrew. Ya vale. -le tranquilizó su hermana.
Saqué las llaves del bolso, pero recordé que había olvidado la rebeca morada en la taquilla.
- ¡Mierda! -grité.- No tardo chicos. He olvidado algo.

Entré de nuevo al instituto, intentando esquivar la marea de alumnos que iban en dirección contraria a la mía. Ya sólo eran los que permanecían más tiempo en las aulas para persuadir a los profesores para un aumento de la nota, los que quedaban en el instituto.
Hacía ya bastante tiempo que no me quedaba sola en los pasillos. Me recordaba a mi niñez, cuando durante las clases me dejaron salir al baño y tenía que recorrer tres pasillos para llegar a ellos, y terminaba perdiendo mi aula, y no había nadie para ayudarme.
Vi mi taquilla cerrada aunque con el candado abierto, al mirar dentro comprobé que mi rebeca no estaba en el interior. <<¡Yo la había cerrado con llave!>>, pensé. Aunque luego lo recordé todo.

Ya iba a salir de la clase para encontrarme con Rose y Ariana. Suzanne me sujetó de la mochila impidiéndome andar.
- ¿Se te olvida algo? -me preguntó.
- No. Que yo sepa.
- ¿Seguro?
Asentí.
- ¿Tal vez una rebeca color berenjena que siempre llevas? -añadió.
- ¡Pues claro! ¡La olvidaba!
- Déjame las llaves, voy a por ella y de paso cojo tu libro de Francés, no encuentro el mío. -se aclaró la voz.- Porque puedo, ¿verdad?
- Claro, claro. Y gracias por cogerla. -respondí deciéndole las llaves.- La ciento diecinueve. -al separarme de ella vi de lejos a Ariana y a Rose saludarme.

 Supongo que ella la habrá cogido y no lo recuerda, ahora se lo diré.
Tranquilamente recorrí esos tres pasillos para ir al baño. Era importante darse un repaso antes de volver a salir a la calle, nunca sabes lo que te puede pasar.
Entre segundo y segundo pensaba en lo que íbamos a comprar esta tarde Ariana y yo en el centro comercial. Tenía en plan comprar tantas cosas y sobre todo ropa que perdí la cuenta.
En seguida vi mi reflejo en el espejo. <<Ugh...>>, pensé cepillándome el pelo con los dedos.
Tenía una pestaña en la mejilla, me acerqué más al cristal e intenté quitármela.
Escuché madera crujir. Efectivamente, Zayn estaba apoyado en el marco de la puerta.

- ¿No hay un día en que no me encuentre contigo a solas? -preguntó sonriendo.
- Tal vez sí, tal vez eres tú el que me persigue. -me frotaba un poco las mejillas con colorete rosado.
- Tal vez porque eres tú la que me atrae. -acto siguiente, se puso detrás de mí y me abrazó desde la espalda. Sentí como su cuerpo se pegaba al mío y me produjo escalofríos.
- Sal. Es el baño de las chicas. -contesté en un hilo de voz mientra cerraba ambos ojos.
- ¿Corro peligro? ¿Me meteré en problemas si no lo hago?
- Puede.
- Entonces me quedaré.
Acto siguiente, me saboreaba el cuello. No podía soltarme, no conseguía escapar. La puerta de uno de los inodoros se abrió. Su supuesta novia nos miró y me imaginé mi propia tumba.
- ¿Zayn? -dijo ella.
- Eveline... -contestó Zayn separándose de mí. Agaché la cabeza y recé para que de aquí saliera ilesa.
Eveline se ofendió, expulsó un bufido y enarqueó una ceja. Salió del baño proporcionándole un buen bofetón a Zayn.
- La admiro. Es lo que siempre he querido darte. -añadí.
- Más vale que retires eso. Mira lo que has conseguido.
- ¿Perdona? He llegado aquí, has aparecido y la has cagado con tu novia. Yo aquí no he hecho nada malo...
- Seguirme el juego, preciosa. -volvió a acercarse. Me acariciaba la mejilla con sus labios. Necesitaba que otra chica saliera del baño y lo apartase de mí.
- Déjame.
- ¿Y sino...?
Le miré fijamente. Era la primera vez que conseguía sostener la mirada.
Él miró su reloj.- Nos veremos hoy, lo sé. Ahora tengo que irme. -me besó la mejilla. Mis manos y piernas temblaban.- No me pongas los cuernos, ¿vale? Nos conocemos... Di.
- ¿Por qué me llamas Di? -pregunté antes de perderle de vista.
Zayn se volvió para mirarme.
- Porque así es como pueden llamarte tus amigos.
Desapareció.