lunes, 28 de noviembre de 2011

-Capítulo 2-

Estaba sentada escuchando las quejas de nuestra profesora de Alemán, Nixie. Era una mujer de unos treinta años, y parecía mucho más joven, alta y delgada con curvas. Una treintañera a envidiar, rubia y con pecas. Siempre que entraba a dar la clase, primero rodeaba las filas de pupitres preguntando cómo nos va y cómo ha sido nuestro fin de semana, totalmente agradable. Nos anima a aprobar y es por eso por lo que he obtenido un sobresaliente en la lengua.
Una vez terminó de dar su vuelta por la clase, subió a la tarima y se sentó en el borde de la mesa, de pie, frente a nosotros y con las piernas cruzadas. Se dispuso a comenzar la lección de hoy como hace habitualmente, un resumen de lo que dimos la semana pasada.
Alrededor de unos cinco minutos más tarde alguien interrumpió la explicación dando tres golpecitos en la puerta.

- ¿Sí? -preguntó Nixie.- Pase.

A continuación mi cara se volvió seria, otra vez estaba aquí.

- Llegas tarde Zayn. -era lo que más me gustaba de ella, no te hablaba de usted y prefería que le llamásemos por su nombre o Ni. Es muy actual, y me encanta su ropa.- ¿Motivos?
- No encontraba los libros. -se sentó otra vez a mi lado, bufé. Nixie me miró y me pidió la explicación a mí.
- Se fue al despacho del director. -contesté.
- Bien, Zayn, ya van más de cuatro veces. No me gusta que mis alumnos me mientan. Aunque ella no me lo hubiera dicho, yo habría intuido que estabas en lo falso. Me encontré a tu profesor de Humanidades y me ha puesto al corriente de todo. Pasará el resto del día al lado de su compañera Diane. -sonrió.- No podrá quejarse, es una de mis mejores alumnas.
Zayn bufó y me miró con asco.- ¡No quiero sentarme con... ella!
- Las cosas son así. A veces nos gustan, otras preferimos dejarlas de lado. -se acercó y se puso frente a nuestros pupitres.- Estos años ha bajado tu rendimiento académico, ¿se puede saber el porqué?
- No le importa. -respondió con mala gana.
Nixie suspiró.- Sabía cuál iba a ser su respuesta, por eso... -tornó sus ojos hacia los míos.- hemos decidido entre todos los profesores que Diane podría ser tu tutor. Claro está si ella cede, ¿qué le parece señorita Wilson?
- Es una locura profesora. No puedo estar pendiente de... -le miré de reojos.- esto... todo el santo día. O todo el curso. Tengo una vida, y es una distracción más.
- Es tu compañero, supongo que no querrás suspender por su culpa, ¿no?
- ¿Suspender por su culpa? -pregunté por si lo que había entrado por mis oídos llevaba turbulencias.
- A partir de ahora vamos a realizar trabajos en pareja. -nos miró a los dos.- Este va a ser tu sitio permanente Zayn.
- ¿Perdona? -respondió él arrogante.
- ¿Y qué pasa con Ariana? ¿No puedo trabajar con ella?
- Ariana tendrá a Thomas. No se preocupe por ella. -se fue hacia la tarima y escribió en la pizarra.

Miré a Zayn, él me miró a mi enfadado. Me fijé en su cuello, parecía que la yugular le iba a estallar, estaba enfurecido, mucho. No es que me diera miedo, simplemente no quiero tener nada que ver con él ni con su vida. No es bueno para mi. No es agradable su presencia para nadie. Nadie, he dicho.
Resoplé y me dejé caer sobre mis brazos cruzados en la mesa e intenté parpadear varias veces para que cuando mire mi alrededor, nada de esto haya pasado. Incorrecto.

Al terminar la clase, todos se levantaron y cogieron sus bolsas llenas de libros y cuadernos de diferentes materias para salir a los pasillos de la escuela, era el cuarto de hora de descanso. Menos yo, que permanecí sentada en la silla pensativa, calculando el nivel del problema en el que me meteré siendo la tutora de Zayn. Aceché el peligro nuevamente, me observaba desde la ventana de al lado de la tarima, donde siempre hay maceteros con bonitos jazmines al llegar la primavera y donde ahora estos se sustituían por niveladores para que el agua de la lluvia no entrara por la rendija del vidrio. Se apoyaba en ella, con las manos en los bolsillos, mientras yo jugaba con mi lápiz esperando a que Ariana entrase en el aula de una vez por todas.

- Eh, Wilson. -dijo.
- Qué. -no hice esfuerzo en mirarle.
- Baja esos humos. -chasqueó la lengua.- Hacemos un trato. Tú me haces los deberes y dejas que me copie de ti en los exámenes y no nos vemos el pelo para nada más.
- ¡JÁ! -exclamé en forma de protesta.- Si crees que voy a hacer todo el trabajo mientras tú te lavas las manos, te estás equivocando. -me puse en pie y comencé a recoger las cosas.
- ¿Bromeas? Claro que lo harás. -su mano se posó en mi cintura. Subió hasta apartar el cabello de mi cuello.- ¿Eh?
- ¿En serio lo sigues afirmando? ¿Qué pasa sino...? -respondí apartándolo de mí.
- Sino... vamos a tener serios inconvenientes. -examinó la puerta y las ventanas. Raro.
- ¿Qué clase de inconvenientes? -me cargué la bolsa en el hombro derecho y me di media vuelta para salir del aula.- Como si no fuera tu tutor. No voy a andar pendiente de un crío de dieciséis años ahora.

La puerta se cerró bruscamente. Su brazo se interponía entre mi cuerpo y la madera de roble de la puerta, realmente me asusté.

- ¿Qué clase de inconvenientes? Déjame pensar....
- Vamos Zayn, sabes que no tienes cojones de ponerme una mano encima... -respondí.
- Los tengo bien puestos, ¿sabías? Sólo tengo que levantar un poco la mano y dejarla caer brusca y fuertemente sobre tu piel, es fácil, y cuestión de segundos.
- No eres capaz. -me di la vuelta y me percaté de los pocos centímetros a los que estaba mi nariz de la suya.
- Puede que de pegarte no sea capaz. Pero hay otras cosas que hacen más daño, física y psicológicamente. -choqué contra la puerta. Su pecho entrecortaba mi funcionamiento respiratorio y la tensión aumentaba a cada paso que él daba. Quería salir de ahí, quería alejarme de él.
Rió pícaro. Sus dedos masajearon mi brazo y se filtraron por detrás de mi nuca. Me apartó de la puerta e hizo que cayera el suelo.- No intentes infravalorarme, tú no sabes de lo que soy capaz Diane.

Abrió la puerta y su sombra se fue desvaneciendo a medida que se alejaba de la clase.
Entré en los aseos femeninos y saqué el pequeño neceser que llevo conmigo siempre. Papel higiénico, toallitas húmedas, rímel y corrector. Suficiente para ocultar las lágrimas que cayeron durante dos minutos sobre mis mejillas.
Dos chicas entraron en el baño, perfecto, Rose y Ariana.

- ¡Diane! -Ariana fue bajado el estado de alegría al verme la cara.- ¿Qué te ha pasado?
- Zayn Malik. -contestó Rose fulminando el vacío.
- Sí. Zayn, Zayn Malik. -asentí mirándome en el espejo.
- ¿Me he perdido algo estas dos horas? -preguntó Ariana.
- Todo. Han sentado a Zayn a su lado, ella ha pasado a ser su tutor durante todo el año. Y vas a tener que estar con Thomas. -resopla.- No sé qué es lo que te ha hecho ahora, pero quiero que te alejes de él Di. No sabes lo que es pasar una semana entera con él, créeme, te lo cuento por experiencia propia. -silencio.- ¿Recordáis hace unos meses cuando salimos juntos? Bien, esos cortes en las manos no eran simple torpeza mía. Vete pensando eso de ser su tutor amiga. No quiero que te pase nada, y menos con ese. -salió del baño.

El timbre sonó y Ariana me acompañó hasta la siguiente clase de Geografía.
El día fue pasando. Tomamos el almuerzo en la cafetería, en aquella mesa redonda y grande donde estaban sentadas todas las chicas del grupo de animadoras y donde nosotras siempre éramos bienvenidas. Cortesía de Rose.
No dejé de pensar en ello. No prestaba atención en clase. Lo único bueno es que hasta mañana no le volvería a ver el pelo.

O eso creía.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¡Muchísimas gracias! Lo haré, siento responder tan tarde pero no me dí cuenta de que tenía un comentario. Has hecho feliz mi día, ¿tienes twitter? Si quieres te aviso cuando suba otro :)
      Besos xx

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