-Capítulo 11-

Apesar de que Andrew no había vuelto a amenazarme de la forma en que lo hizo, no me abandonó la sensación de vulnerabilidad que tenía ahora mismo agarrándome por los talones. Zayn se había esfumado justo después de que le empapara con gaseosa hasta los calzoncillos, y no hubo forma de encontrarle. Ahora me sentía desprotegida, me sentía como una niña en mitad de un bosque al anochecer donde despiadados cazadores se aventuran bosque adentro para encontrar algo con lo que alimentar a sus dobermans. Ya hacía más de cinco minutos desde que llegamos al final de la extensa cola de gente para entrar en las salas del cine, estábamos los cuartos en la fila e iba más lento que de costumbre. Cuando Ariana y Suzanne hubieron pasado al otro lado de la cinta de tela con el logo de los cines, le entregué el boleto al acomodador. Éste me dirigió una mirada.

- Buen intento. -dijo dejándose caer en su pierna derecha.

- ¿Buen intento? -repetí arqueando una ceja.

- Este boleto es falso. No intentes engañarnos. -me lo devolvió.- Salga de aquí.

- ¿¡Qué!? ¡Pero si lo compré junto a los demás en la taquilla! ¡No puede ser falso! -grité.

- Váyase. -continuó.

- ¡Espere! -Zayn apareció por arte de magia entre la muchedumbre.- Aquí tiene el boleto de ella, una equivocación. Perdónela.

Torné mi mirada hacia Zayn, el cual no hizo el mayor intento de encontrarse con mis ojos.

- Puede pasar. -me dijo, y obedecí mientras miraba como Zayn volvía a desaparecer entre la gente.

Ariana estaba dando vueltas en las puertas de la sala siete, estaban por los anuncios antes de la película. Sonrió al verme llegar.

- ¡Te han dejado pasar! -gritó.

- Por arte de magia Zayn ha aparecido con un boleto, ¿no es raro? Y me lo ha dado a mí.

- No confíes en Zayn, no lo hagas. Te lo hemos dicho muchas veces y no nos haces caso. -protestó.- Si fueras un poco más atenta y vieras sólo su forma de vestir y actuar, te darías cuenta que no es una persona por la que deberías fiarte y mucho menos cuando estés sola con él.

- No lo hago Ariana, no lo hago. Pero esto me supera, y tengo que contarte muchas cosas acerca de Zayn... -suspiré agachando la cabeza.- No vas a imaginarte, pero me vas a golpear cuando te lo cuente. Y lo primero, que sí es una persona de fiar y no está haciendo nada malo.

Ariana se llevó las manos a la cabeza.

- Esta chica está loca, ¡ESTÁ LOCA! -decía mientras entrábamos en la sala.

En la fila doce, todos estaban ya atacando sus paquetes de palomitas con mantequilla y sus refrescos. Me senté la última a la derecha, tres asientos alejada de las escaleras. No sé cómo a oscuras, Ariana y yo conseguimos alcanzar las butacas sin comernos uno de los escalones.

Una vez que la película hubo empezado, agarré la mano de Ariana fuertemente. Preparadas para lo que nos venía encima.

Gritos. Es lo único que se escuchaba en la sala aparte de los diálogos y efectos especiales de la película de terror. Comencé a llorar, incluso. En el intento de taparme los ojos, tres trozos de palomitas de maíz golpearon mi cabeza, me eché hacia delante y vi a Andrew dirigiéndome una mirada de satisfacción.

- ¡Co, co, co! -reía.- ¿Vas a tener malos sueños esta noche, Diane? ¿Voy a tener que dormir contigo para asegurarme de que no van a matarte?

Me crucé de brazos y volví al respaldo de mi butaca una vez que todos había dejado de mirarme.

Por segunda vez, unas cuantas palomitas me golpearon en la cabeza.

- ¿Qué? -dije mirando a Andrew.

Pero éste no me había llamado, todos estaban atentos a la película. Entonces fue cuando escuché un susurro de las butacas de arriba, otra palomita se estampó en mi cuello, desde la parte de atrás. Me giré rápidamente, y para mi sorpresa y tal como prometió, él estaba en la fila quince en el asiento del pasillo mirándome.

Guardé silencio y obedecí a su señal, volver a la película.

Apesar de que el impulso del momento me decía que subiera a hablar con él por su actitud de antes, mi mente me decía que lo correcto era permanecer con los demás para que Zayn pudiera pasar desapercibido. Ahí es cuando mi móvil comienza a vibrar en el interior de mi bolso, lo extraí y miré a la pantalla: un mensaje recibido.

<<Recuerda: no me mires, no me hables, y no comentes sobre mí. Apartir de hoy vas a conocerme como Patch, cuando escuches la palabra Ángel, recuerda que estaré cerca de tí. No vamos a mencionar nunca más nuestros nombres reales entre nosotros, almenos no en público. Cuando termine la película, dirígete inmediatamente hacia los baños femeninos. No me busques, te encontraré yo a tí.

 -ZM>>

Miré de reojos hacia atrás, pero Zayn, Patch, había vuelto a desaparecer.

~✿~

- ¡Tonto el último! -gritó Logan mientras todos bajábamos por las escalerillas de la sala para salir cagados de miedo al vestíbulo de los cines.

- No puedo andar Rose, estoy temblando. ¡Aún sigo llorando! -me quejé mientras íbamos caminando de la mano.

- Dímelo a mí, que estaba sentada toda la hora y media al lado de Andrew. -resopló.- Al menos ya ha terminado esta tortura...

Una vez fuera, me separé un poco de todos y corrí hacia los aseos.

- ¿Hola? -miré a todos lados.- ¿Hola? -repetí. Me empujaron dentro de una de los retretes.- Zayn...

- ¡Shh! Me llamo Patch. -estábamos separados por unos escasos centímetros. Me estaba perdiendo en esos ojos negros como la noche.- No dejes que Andrew te maneje de la manera que lo está haciendo. Sobre todo, no vayas con él a ninguna parte. ¿Me estás entendiendo?

- Sí, supongo. Pero no entiendo nada. -contesté.

- Hay cosas en la vida por las que es mejor no preguntar... Ángel.

- Pero... -me calló con un beso.- Patch, quiero saber porqué.

- Lo sabrás Ángel, algún día lo sabrás. -miró hacia arriba y luego, perplejo, volvió a mirarme a mí.- Debo irme ahora, no sé si voy a poder estar esta noche en tu casa. Sólo di Patch, e intentaré ir a donde estés.

- ¿A dónde vas?

- No lo entenderías si te lo digo. -me dio un beso corto.- Ariana va a entrar en el baño, sal y mirate en el espejo para disimular. No te vuelvas a buscarme, no lo hagas.

Me empujó fuera de la cabina, esperé unos segundos y miré dentro para... Pero Patch ya no estaba.

Peinaba mis rizos mientras pensaba con la mirada perdida en el espejo, Ariana me tocó el hombro.

Pero... ¿Cómo sabía Patch que Ariana iba a venir a buscarme?

- ¿Diane? ¿Estás bien? -dijo.

- Sí. Quiero irme a casa.

- Pero vamos a quedarnos por el centro de la ciudad cenando, ¿no te apuntas? -insistió.

- No, de verdad. No me encuentro bien.

- Bueno, si necesitas algo o si te arrepientes... Llámame. -me besó la mejilla y salió agitando su bolso rosado contenta.

Unos veinte minutos después de estar mirando tiendas sola, antes de que cerraran el centro comercial, me dirigí hacia la parada de autobús esperando a que alguno pasara con suerte y me dejase en casa.

Casi una hora debajo de la marquesina, y empezó a llover, mi espera no estaba dando resultado. Decidí ir a pie protegiéndome con el paraguas.

En casi todas las calles por las pasaba, una de las farolas pestañeaba y terminaba apagándose. No quise preocuparme, pero me asusté cuando todas se apagaron de golpe y me quedé a oscuras.

Fue ahí cuando muchas voces resonaron en mi cabeza, voces que nunca había oído pero aun así me resultaban familiares.

<<Patch>>, pensé. <<Patch, Patch>>.

Continué andando y doblé la esquina, otra calle apagada. Esta vez no había farolas en ella, y era una senda que se perdía hasta el otro lado de la urbanización. Si quería llegar a casa sin tener que saltar un agujero en mitad de la carretera, debería recorrerlo. La otra opción, saltar el agujero de la obra de la carretera central que conectaba con todas las urbanizaciones, era peligroso. Pero la senda era peligrosa, y escalofriante. ¿Quién se atrevería a pasar por ahí a estas horas? Evidentemente, yo.

Caminé a paso decidido con una mano en el bolsillo, y la otra sujetando el paraguas. Siete metros. Miré a mi alrededor un segundo, comprobando que estaba completamente sola. Seis metros. Pero me di cuenta de que me equivocaba, o eso era lo que creía. Cinco metros. Una sombra se movía entre los árboles, otra permanecía inmóvil detrás de un árbol. Cuatro metros. Entonces lo oí...

-Ángel... -murmuró una voz en mi mente...- Ángel.

Llegué al final del camino, me di la vuelta con el fin de descubrir lo que me vigilaba... Pero las luces de esta, y por fin, calle iluminada no me permitía ver más de matorrales y árboles deteriorados por el paso del tiempo.

Una vez en la puerta de casa, una voz volvió a irrumpir en mi cabeza...

-Ángel, Ángel.

-¿Qué?

-Ángel.

Se hizo silencio.

Subí a mi habitación y me puse ropa cómoda, al ser ya tarde, me acosté y preparé para dormirme.